(1957)
Fechado en Auschwitz
El
que habla ha visto desde el tren el humo de las herrerías ante la
docilidad del trabajo, mas no ha reconocido el sonido de la rueda ni el
hirviente vapor de la escoria al entrar en el agua.
El que habla no es el que sufre, pero ahí está la caja de cartón con los triángulos amarillos recortados en paño.
Yo he visto al que duerme sobre la
sangre helada de los martillos, y al que de pie sobre los pedales de su
velocípedo cruza el sábado para cantar en el coro.
En ningún lugar este rostro que mira ha
visto a la muchacha polaca, pero el que habla ha pasado su mano sobre
la misma ventana y como el vaho al correr sobre el vidrio también él ha
llorado.
Haya resplandor en los que sufren, en
aquellos a quien el dolor ha cifrado en la memoria del aire, el
iluminado de ceniza que atraviesa la noche con su candelabro y el que es
ya solo una muesca tallada en la mesa.
Hubiera el que habla oído otras veces,
el derramado silencio de los peces solares y la exhortación a los
vientos, esa hebra de luz que sostiene al que canta, al que en la fecha de Pentecostés preside los actos de la amistad.
Ahora yo soy el inmóvil,
no el que dice arderé y es fuego y se consume, sino el que oyó el
pensamiento de su propio apellido en los altavoces del patio.
De su libro
La Poesía ha caído en desgracia
1ª Edición 1992
Reeditada por Ed. Calambur en 2014.
Página del poeta Juan Carlos Mestre
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